Pusimos el despertador a
las 8 de la mañana, nos levantamos tranquilamente y desayunamos en la cocina de la habitación (cuando te hacen
la habitación el día anterior, te dejan el desayuno en la nevera), y poco antes
de las 10 nos pusimos en marcha.
Cogimos camino hacia el funicular,
justo cuando llegábamos, llegaba también un autobús de turistas, pero como
ellos tenían que comprar los billetes, pudimos adelantamos rápidamente, y entramos
directos.
Una vez en Città Alta fuimos a la ROCCA, baluarte defensivo del siglo
XIV, actualmente aquí se encuentra el museo Histórico de la Ciudad del siglo XIX,
pero estaba cerrado por reformas, una pena porque desde su torreón hay grandes
visitas. En los jardines se pueden ver numerosos restos de las dos guerras
mundiales, incluido un tanque. A pesar de encontrarse cerrado el Museo, merece
la pena la visita, porque aun así hay unas bonitas vistas. Horario: 7 a 21.
Luego decidimos ir a la
Porta San Giamoco, para desde allí bajar andando, primero por Via Sant’Alesando
y luego por Via Salita di Scaletta, algo bastante típico para llegar a la Città Alta, pues tiene numerosas calles
de estas, tipo rampa con escaleras.
Llegamos a la puerta del funicular,
y como entonces estaba llegando el bus de la línea 1, aunque no eran muchas
paradas, lo cogimos para llegar a lo que se considera el centro de la Ciudad
Baja (Città Bassa). Nada más bajar
del autobús se puso a llover, sacamos paraguas, paró un poco, y se volvió a
poner a llover pero más fuerte, así que aun llevando paraguas nos teníamos que refugiar
bajo un toldo, cuando volvimos la vista, vimos que era un 100 Montaditos, así
que decidimos entrar y tomarnos un capuchino, mientras esperábamos que mejorara
el día. Al salir había cambiado tanto, que ya había salido el sol.
Dimos una vuelta por lo
que se considera el centro de la Città
Bassa, por Via XX Settembre y Via Sant’Alessandro, cuyo edificios son
bastante bonitos, pero no deja de ser una zona de tiendas.
Saliendo un poco de estas
calles pasamos por unos soportales muy fresquitos, en Via Zambonate, y decidimos
que ya era la hora del “vermú” así que nos tomamos un “spritz” en Caffè Royal,
la verdad que muy bien servido con cositas de picar, mucho mejor que el de la
tarde de ayer.
Se iba acercando la hora
de comer y como no teníamos muy claro ni que comer ni dónde, aprovechando que
la terraza tenía una buena sombra y se estaba muy bien, decidimos comer allí
mismo. Nos pedimos unas focaccias,
fue gracioso a la hora de elegir el tipo de jamón, porque como nos liábamos con
los nombres, el hombre nos enseñaba las piezas, para aclarar nuestras dudas; los
spritzs, las focaccias y las cervezas, nos costó 30 €; las focaccias estaban buenísimas, todo un acierto.
Luego de camino a nuestro
pisito, nos tomamos un heladito (2 €), como ayer, a esas horas el calor era intenso, así que
nos echamos un rato la siesta.
Tras la siesta, salimos
camino al funicular para subir a la Città Alta, y hoy sí que tocaba la TORRE CÍVICA, conocida como “CAMPANONE” que se remonta a la
época entre los siglos XI y XII cuando las familias aristocráticas competían
por construir la torre más alta, hasta el punto de que Bérgamo era conocida
como la “ciudad de las cien torres”. En la Edad Media, cada noche a las 22
horas la campana tocaba 100 tañidos, para avisar de que se iban a cerrar las
puertas de la Ciudad Alta; actualmente siguen sonado para recordar el antiguo
toque de queda.
Su altura es de 52 metros
y supuestamente se podía subir en ascensor, pero tras comprar la entrada descubrimos
que no funcionaba y solo se podía subir por escaleras; algo que deberían avisar
al comprar la entrada. La verdad es que como todavía hacía calor a mí no me
apetecía mucho, pero no había otro remedio, así que me lo cogí con calma; la
verdad es que al final no fue tan pesado como parecía, son poco más de 200
escalones, pero se hace llevadero; además las vistas estaban bastante bien y
compensaban el esfuerzo. Horario martes a viernes: 9’30 a 18. Horario sábados y
domingos: 9’30 a 20. Precio 3 €.
Tras esta subida, ya nos
habíamos ganado nuestra cerveza, así que fuimos al mismo sitio donde cenamos
ayer, la Osteria della Birra,
nos gustaba mucho su terraza, pedimos la misma cerveza que el día anterior y
cuando llevábamos un rato, de repente comenzó a hacer viento del que suele
anunciar que viene tormenta, y al momento los empleados comenzaron a recoger
terraza, mientras pensamos que hacer, llegó el tormentón, cerveza en mano nos
vino justo para llegar al local. Como se puso a diluviar decidimos continuar
allí, el interior es muy pequeño pero muy acogedor; y como nos pedimos otra
cerveza, aunque no había mucha hambre decidimos comer algo, y elegimos la misma
tabla que ayer. La tabla y las cervezas costaron 28 €.
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Piccolo tagliere di salumi |
Cuando acabamos ya había
pasado la tormenta, y ya nos fuimos, a otro bar. Seguimos por Via Gombito, que
es la calle principal de la Città Alta,
y ya hicimos una última foto de despedida, de la PIAZZA VECCHIA con su CAMPANONE
al fondo.
Acabamos de cenar una
pizza a medias, en Fly Pub, un lugar
bastante animado, mientras veíamos el partido de cuartos de la Eurocopa, Italia
contra Alemania; la pizza y las cervezas costaron 18 €. Hay que decir que en
general las cervezas resultaban más caras que en España, pero también su tamaño
era mayor.
Luego ya bajamos de nuevo
en funicular y a casita, para ver el final del partido, que perdió Italia en
los penaltis. Acabamos de hacer las maletas, que en realidad tampoco habíamos
desecho mucho, y a dormir; mañana destino Milán.